Grito del Buenayre

Grito del Buen Aire
En homenaje a Norberto Galasso
Un buen verano no restaña la herida a Buenos Aires
Nuestro decir, hermano nada más es robotizada disculpa
Hay más sangre empozada entre veredas
Que celestes alitas soleadas de jacarandá
Una pena líquida, siniestra ex crece
Junto a la injusticia impúdica
Que ilustra el cielo del hombre de Esmeralda y Corrientes

Que ya no está solo ni espera, ya no tiene
La sutil fiereza del amor sin cansancio
Ni podio de llegada en el abrazo tierno
De aquélla Mecha... tan humana

Un pobre Juano apocado
Inquieto y maldito, asume el rol de emborracharse solito
Como mandato de quedarse para siempre petizo
Porque sí… Si faltó comida cuando niño
Será Que Dios lo quiso así.

Beber y beber hará botar al duende del eterno hechizo
Que hablará por si solo entre pesadas repisas de Tribunales
Con ojos diminutos extraviados que no han cesado
De contemplar duelos entablados
Entre todos los que reunió este suelo devastado

Grita Buenos Aires… ya sin consuelo
Hoy un gran porteño amenazó con el desmayo
Por eso soltamos mil palomas con desvelo
Por su victoria y sus anhelos.

Gesto de manos limpias, de aplausos válidos
A nuestro Norberto Galasso niño y compañero
Que cobró cuantas cuentas parecían perdidas
Que armó los retazos de otra historia,
Que ya no es misterio,entre poros de bronce del cementerio

Alguien así, tenía que mostrarnos nuestra miseria
En total formalidad y su consecuente fatalidad
Cómo descubrir al poeta urbano escondido
Tras el teodolito del agrimensor gris
Que mostró a Scalabrini Ortiz, más allá de un tema de Ferrocarril

Quién nos enseñó que Borges amaba realmente a Buenos Aires
Y no condenaba al alma del gaucho sino a sus avatares.
Quién dijo de Santos Discepolín que fue perfume de ofrenda buena
Como tilos en flor en medio de la fétida codicia de su parentela
¡Vamos Norberto que todavía falta cosechar!

Oid en la coqueta Arroyo a los fantasmas de las inmolación
Que se desnudan sin pasión islámica en la “Plaza de la Vida”
Y en el cordón del Once, por ande arden AMIA
Y sus eternas velitas
¡Hieden entrañas de ese duelo terminal no sólo por Manuel Ugarte!

No cejes Norberto, aún falta multiplicar
Si como cantara Boccanera…
Sangre y tierra del poeta
Si son dedos de la misma palma
Sigue contándonos historia como un Grito del Buenayre

Que sin tu voz... Galasso, a Buenos Aires, se le parte el alma
MAMUTA(*)